Didac, es el protagonista de este post. Sin él nunca hubiera tenido la oportunidad de saber que entre los rascacielos de Benidorm se esconde un especial orgullo de gente de la mar, además de historias y recetas de su familia que comparte conmigo.
Y esta vez, como muchas otras, no solo en palabras se quedan sus gestos de amistad, sino que trajo un par de cubos de peces voladores, y me comenta que en Benidorm tenían la costumbre de secarlo y después tostarlo para comerlo con aceite. “Orontes” es el nombre que le daban los marineros…la “oroneta” en valenciano es la golondrina.
Pues ahí vamos nosotros a emular a nuestros ancestros, y nos tomamos una tarde para destripar, sacar los ojos, presionar suavemente sobre el lomo para aumentar la superficie, y dejarlos reposar en una salmuera con agua , sal y vinagre.
Después los colgamos de un tendedero y los cubrimos con una red de recoger almendras.
Los tuvimos al aire cuatro noches a la serena con sus respectivos días. los dos últimos días los ahumé durante un par de horas con romero y otras hierbas de la sierra.
Tras esos días quedamos para “recoger” nuestros frutos de mar colgados con cordeles y disfrutamos de una cena con mi hermana Vicenta….¿Se puede pedir más a la vida?